1973
El castillo de la pureza es una película surgida de la realidad, no es en lo absoluto una realidad cotidiana, pero no deja de ser al fin y al cabo realidad. La historia se centra en un hombre; padre de tres hijos y cuya esposa se encuentra de manera absurda sumisa a la voluntad de su marido.
Volviendo al protagonista Gabriel "Nedflanders" Lima quien se dedica a la elaboración y venta de raticida y dicho sea de paso actúa como un verdadero hijo de puta enajenado mental, mantiene encerrada a toda su familia, no solo en forma literal, si no que también les ha creado un mundo tétrico dentro de su casa, un mundo que según sus nervios es puro y está alejado del bullicio y la tentación del exterior, aunque más bién se antoja deprimente y aburrido. Nada pendejo el hombre además de traumar a sus hijos (dos de ellos, un el y una ella en la edad de la punzada) con nombres como porvenir, utopía y aburrimiento (este último es mamada, pero los dos primeros no), los explota laboralmente en su laboratorio creando poco eficientes raticidas (según algunos de sus clientes) que él mismo sale a vender y de paso se desaburre deleitándose con uno que otro placer mundano (el pobre se sacrifica en nombre de su malagradecida familia).
Es precisamente cuando Gabriel la hace de vendedor de su veneno cuando su familia aprovecha para divertirse un poco, bueno si se le puede llamar diversión a mojarse con la lluvia mientras juegan una bizarra variante de la gallinita ciega en donde quien gana tiene derecho a ser complacido con la figura de una estatua simulada por quién pierde (increiblemente esto tampoco es mamada). El chiste es que los dos hijos mayores de este ejemplar matrimonio, como ya lo dije con antelación están en la edad de querer merecer, y no teniendo con quien mas sabrosear, lo hacen entre ellos, pero los incestuosos son apañados por su canónico padre y son justamente reprendidos y encarcelados, ah por que casi se me olvida, la casa cuenta con su propio penal de máxima seguridad (este sí, no chingaderas). En resumen (y para no spoilearles el final) esta es una película para verdaderos amantes del drama y de las paternales e indiscriminadas cachetadas guajoloteras. Las actuaciones son excelentes empezando por Claudio Brook como Gabriel Flanders, la gran Rita Macedo es Beatriz Flanders, una jovencita y pispireta Diana Bracho como la hija incestuosa de estos dos, hasta Sta. María Rojo lo hace perfecto en su papel de hija antojable de una señora que tiene una ferretería distribuidor autorizado del raticida Vulcano® elaborado 100% por manos pecadoras.
Sin más que añadir, una verdadera joya del maestro Arturo Ripstein.
